El episodio Pluribus de Vince Gilligan representa un ejercicio narrativo donde la ciencia ficción se convierte en vehículo para examinar los matices de la felicidad humana. Gilligan despliega su habitual precisión argumental para construir un relato que interroga directamente sobre la naturaleza de la satisfacción personal, estableciendo un diálogo constante entre la felicidad auténtica y aquella que puede ser artificialmente inducida a través de medios tecnológicos. Esta exploración temática se desarrolla manteniendo el equilibrio característico entre profundidad filosófica y accesibilidad que define al creador de Breaking Bad y Better Call Saul.
La dualidad de la felicidad en la narrativa de Gilligan
A través de los recursos propios de la ciencia ficción, Gilligan construye un escenario donde los personajes se enfrentan a la disyuntiva entre una felicidad orgánica y otra programada. El episodio plantea preguntas incómodas sobre hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar la autenticidad emocional a cambio de un bienestar garantizado, utilizando la tecnología como metáfora de los atajos que la sociedad contemporánea busca constantemente. Esta aproximación permite al guionista mantener una crítica social sutil pero penetrante, donde la búsqueda de la felicidad se revela como un territorio complejo y lleno de contradicciones.
Tecnología y condición humana en Pluribus
El tratamiento de la tecnología en Pluribus funciona como espejo de las ansiedades contemporáneas sobre el avance tecnológico y su impacto en la experiencia humana. Gilligan no presenta la tecnología como antagonista, sino como catalizador que revela las vulnerabilidades y contradicciones de sus personajes. Esta aproximación matizada permite explorar cómo los sistemas diseñados para garantizar el bienestar pueden terminar poniendo en evidencia las limitaciones humanas, creando una tensión narrativa que mantiene al espectador constantemente cuestionándose los límites éticos y emocionales de la intervención tecnológica en la psique humana.
Resulta irónico que en una época con más herramientas para alcanzar la felicidad que nunca, necesitemos episodios de ciencia ficción para recordarnos que quizás el manual de instrucciones para ser felices debería venir preinstalado en nuestro sistema operativo biológico, no como una actualización descargable.
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