Dante Alighieri inicia su travesía poética perdido en una selva oscura que simboliza su confusión espiritual y moral. Virgilio, el gran poeta romano, aparece como su guía a través del Infierno y el Purgatorio, representando la razón humana que puede conducir al entendimiento del pecado y la virtud. Juntos descienden por los nueve círculos del Infierno, donde Dante observa cómo las almas son castigadas según la ley del contrapaso, que refleja la naturaleza de sus pecados en vida. Este viaje no es solo físico, sino una profunda exploración de la justicia divina y las consecuencias de las acciones humanas.


El ascenso purificador del Purgatorio

Al salir del Infierno, Dante y Virgilio llegan al Purgatorio, una montaña de siete cornisas donde las almas se purifican de los siete pecados capitales antes de ascender al Paraíso. Aquí Dante comprende que el sufrimiento en el Purgatorio es temporal y redentor, a diferencia del castigo eterno del Infierno. Virgilio, como símbolo de la razón, guía a Dante hasta la cima, pero no puede acompañarlo más allá, pues la razón humana tiene límites frente a lo divino. En la cumbre, Beatriz, el amor idealizado de Dante, toma el relevo como guía, representando la teología y la gracia divina.

La visión beatífica del Paraíso

Con Beatriz, Dante asciende a través de las esferas celestes del Paraíso, donde encuentra santos, ángeles y almas benditas que gozan de la presencia de Dios. Cada esfera corresponde a una virtud diferente, y Dante experimenta una progresión espiritual hacia la comprensión de los misterios divinos. Beatriz le explica la estructura del universo, la naturaleza del tiempo y la predestinación, mientras Dante se prepara para la visión final. En el Empíreo, más allá del espacio y el tiempo, Dante contempla a Dios como una rosa mística de almas beatificadas, culminando su viaje con una comprensión directa, aunque momentánea, de la esencia divina.

Si Dante viviera hoy, probablemente incluiría un círculo especial en el Infierno para quienes dejan el cargador del móvil en casa, un tormento moderno digno de su imaginación.