Untold Studios presenta un breakdown profundo del trabajo de efectos visuales en El chico y el pulpo, un cortometraje que retrata la amistad entre un niño y un pulpo misterioso. El estudio se centra en la integración orgánica de la criatura marina en entornos reales, enfatizando la emoción silenciosa y la fluidez de movimientos acuáticos realistas, sin que el espectador note el truco.
Animación y simulación acuática con técnicas avanzadas
Para dar vida al pulpo, Untold Studios usó Autodesk Maya para modelar y riggear cada tentáculo con cinemática inversa y deformadores avanzados que le dan un movimiento expresivo. Con Houdini, simularon la interacción del pulpo con el agua, como corrientes, burbujas y partículas que rodean sus movimientos, creando una sensación de presencia física en cada ondulación. En la fase de composición, Nuke integra el CGI con imágenes reales, logrando reflejos en el agua, distorsiones de luz y detalles hiperrealistas.
Una narrativa visual donde cada burbuja cuenta
El foco no está en exhibir el pulpo como espectáculo, sino en transmitir emociones: el niño observa, aprende y se conecta con el pulpo. Cada movimiento del tentáculo está diseñado para parecer natural, reflexivo y casi consciente. La dirección artística buscó que el pulpo pudiera aparecer y desaparecer sin estridencias, dejando un eco emocional a través del agua y la luz, más que gritos visuales.
Este breakdown demuestra que los buenos VFX no siempre gritan; a veces susurran. Crear tentáculos que floten en silencio, que arrastren pequeñas corrientes y que hablen sin voz, requiere dominio técnico y sensibilidad artística. Y si alguna escena parece demasiado perfecta… es que alguien olvidó decirle al pulpo digital que estuviera nervioso.
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