El ejército estadounidense ya está usando impresoras 3D en bases móviles para fabricar drones y piezas de repuesto directamente en el terreno. Con esto, buscan reducir la dependencia de fábricas lejanas, acortar tiempos de espera y resolver fallos técnicos sin salir del campo de batalla.


Fábricas portátiles en plena misión

No hablamos solo de imprimir prototipos en laboratorio. Estas impresoras 3D, muchas de tipo FDM o resina SLA, están operando en contenedores móviles o carpas. Usan programas como Fusion 360, SolidWorks o incluso Blender para rediseñar piezas dañadas y fabricarlas en pocas horas. Si un dron se rompe, ya no hay que esperar semanas: lo arreglan o lo imprimen ahí mismo.

Diseño sobre la marcha

Los modeladores 3D del ejército pueden ajustar el diseño según la misión, simulando estructuras y probando versiones mejoradas. Así, cada dron o repuesto puede adaptarse al momento, algo impensable en un sistema de producción tradicional.

Drones impresos y listos para volar

Ya se están ensamblando drones completos con piezas impresas y componentes estándar como motores o sensores. El objetivo es llegar a producir internamente la mayoría de piezas necesarias, sin depender de proveedores externos.

No todo es perfecto… y eso también imprime carácter

Claro, no todos los intentos son éxitos. Hay piezas que salen torcidas, drones que no despegan y errores que hacen llorar a más de un técnico. Pero como buen render fallido, se aprende rápido, se corrige y se imprime de nuevo. Y sí, alguien olvidó los soportes y acabaron con un fuselaje que parecía más espagueti que dron… cosas del directo.