El 3D ya no es solo para ver, ahora también es para interactuar. Las experiencias 3D y de realidad aumentada (AR) están tomando protagonismo en el diseño de productos, el marketing y hasta el comercio electrónico. La clave está en modelos optimizados que se pueden rotar, escalar o visualizar en tiempo real directamente desde el navegador o una app, sin necesidad de instalar nada.


Web interactiva con 3D en tiempo real

Gracias a motores como Three.js o herramientas como Sketchfab, ahora es común ver modelos 3D insertados en webs como si fueran imágenes… pero con esteroides. Se puede rotar un producto, hacer zoom o incluso cambiar sus materiales con un clic. Muchos artistas exportan desde Blender usando formatos como glTF para mantener el equilibrio entre calidad visual y rendimiento.

Realidad aumentada para ver antes de comprar

¿Te imaginas colocar un sofá en tu salón antes de comprarlo? La AR lo hace posible. Las marcas usan modelos optimizados para móviles, que se abren directamente en el navegador o se integran en apps nativas. Para ello, los modelos 3D deben estar bien texturizados, con baja poligonización, y perfectamente iluminados antes de exportarlos.

Del render al cliente es un workflow que va creciendo

Muchos diseñadores y estudios 3D ya incluyen entregables interactivos en sus proyectos. Se parte del modelado en Blender, ZBrush o Maya, se hacen UVs y baking adecuados, y luego se exporta para entornos web o AR. Todo con una filosofía clara: que el espectador no solo vea, sino que juegue, toque y explore.

Eso sí, cuando tu cliente intente girar un JPEG y se queje de que no se mueve, no olvides respirar hondo antes de responder... O mejor, no respondas.