Durante más de un siglo, dos grandes teorías han gobernado el entendimiento del universo: la relatividad general de Einstein y la mecánica cuántica. Ambas describen con precisión sus respectivos dominios, lo cósmico y lo subatómico, pero se contradicen cuando intentamos combinarlas. Un nuevo estudio, sin embargo, ofrece una posible vía para la reconciliación de estos dos mundos.

Una grieta en la relatividad

El dilema se vuelve especialmente evidente en los agujeros negros, objetos cuya gravedad es tan intensa que ni la luz puede escapar. Según Einstein, en el centro de estos titanes cósmicos se forma una singularidad, un punto de densidad infinita. Pero los físicos consideran que esta infinidad es una señal de que la teoría ha llegado a su límite y que se necesita una nueva física para describir adecuadamente estos fenómenos extremos.

Una receta cuántica para agujeros negros

En lugar de construir una teoría completa desde cero, el físico teórico Xavier Calmet y su equipo, en un estudio publicado en Europhysics Letters, aplicaron un enfoque pragmático. Usaron la llamada acción efectiva de Vilkovisky-DeWitt, un método que introduce correcciones cuánticas a las ecuaciones de Einstein sin requerir una teoría final de gravedad cuántica.


¿El resultado? La predicción de una nueva clase de agujeros negros con características cuánticas que no son meros ajustes a los conocidos, sino soluciones completamente distintas que emergen de estas correcciones matemáticas.

¿Un universo con agujeros negros cuánticos?

Estas nuevas entidades podrían ya estar presentes en el cosmos. Calmet señala que, aunque en la práctica es muy difícil diferenciar entre un agujero negro clásico y uno cuántico, ya que se comportan igual a gran escala, las diferencias se manifiestan cerca del horizonte de sucesos. Lamentablemente, esta región permanece más allá del alcance de nuestras observaciones actuales.

¿El Santo Grial de la física está cerca?

La importancia de este estudio radica en demostrar que es posible construir soluciones coherentes que combinan la relatividad general y efectos cuánticos sin contradicciones lógicas. Si se confirma su existencia, estos agujeros negros cuánticos podrían ser la clave para construir una teoría unificada de la física el ansiado Santo Grial que ha eludido a generaciones de científicos.