Cuando pensamos en impresión 3D, a menudo lo asociamos con prototipos, gadgets o piezas mecánicas. Pero en la Universidad de Hong Kong (HKU), un equipo de científicos liderado por el profesor Michael Chan está empujando los límites hacia algo mucho más vital: imprimir estructuras respiratorias humanas funcionales. Suena a ciencia ficción, pero está ocurriendo ahora mismo.

Del hisopo al órgano funcional

La clave de esta tecnología no está solo en la impresora, sino en los organoides: pequeños tejidos cultivados en laboratorio a partir de células del propio paciente, recolectadas con algo tan simple como un hisopo bucal. Estos organoides luego se integran en estructuras impresas en 3D, diseñadas específicamente para reconstruir las vías respiratorias dañadas de pacientes con quemaduras graves.


No basta con la forma, hace falta función

Aunque ya existen modelos anatómicos respiratorios creados con impresión 3D, la mayoría son estructuras vacías, sin los elementos celulares que permiten funciones básicas como mover el moco o proteger contra infecciones. Lo que hace el equipo de HKU es llevar esto al siguiente nivel, combinando sus organoides especializados con estructuras impresas en resinas biocompatibles. Piensa en ZBrush para esculpir, pero con células vivas y propósitos médicos.

Producción en masa... de tejidos vivos

Gracias a una colaboración con Hitachi, ahora cuentan con una máquina automatizada capaz de procesar 128 muestras de organoides al mismo tiempo, algo que antes requería el trabajo manual de todo el equipo para apenas un solo paciente. Esta eficiencia podría acelerar de forma radical los tratamientos personalizados, y hasta abrir la puerta a nuevos modelos de pruebas farmacéuticas.

La medicina personalizada, con un toque de sci-fi

Además de servir como órganos de reemplazo, estos organoides también se usan para simular cómo reacciona un paciente a medicamentos o vacunas. Es como tener una versión miniaturizada de ti en el laboratorio, lista para recibir tratamientos antes que tú lo hagas. Una mezcla de biotecnología, simulación y modelado avanzado que haría sonreír hasta al más exigente de los artistas 3D... aunque claro, aquí los polígonos respiran.