Imagina poder fabricar piezas de alta calidad a partir de chatarra, incluso en lugares donde apenas hay recursos. Pues justo eso busca el proyecto Rubble to Rockets, financiado por DARPA con más de seis millones de dólares. Liderado por el Instituto Politécnico de Worcester, en EE. UU., este trabajo explora cómo transformar metales reciclados en componentes útiles gracias a la fabricación aditiva, o sea, impresión 3D. Y no se trata solo de imprimir piezas bonitas: deben ser resistentes y fiables, listas para aplicaciones como la industria aeroespacial.


Cómo funciona el proceso

El equipo utiliza inteligencia artificial para analizar los metales disponibles, que suelen ser mezclas poco homogéneas. Así, la IA predice cómo se comportarán los materiales al fundirse y combinarse, y guía la impresión 3D para obtener resultados óptimos. De este modo, se pueden fabricar piezas sólidas a buen ritmo, sin comprometer la resistencia. Esta tecnología resulta especialmente útil en escenarios extremos: zonas de desastre, bases lunares o estaciones espaciales, donde no es viable llevar piezas de repuesto para todo.

El papel de la impresión 3D y el software

Aquí la fabricación aditiva es clave. Programas como Siemens NX, Fusion 360 o incluso Blender con plugins de ingeniería permiten preparar modelos y optimizar las geometrías para impresión. El polvo metálico reciclado se convierte en el material de partida para impresoras 3D industriales de metal, como las de EOS o SLM Solutions. Además, la simulación de materiales con herramientas como Ansys ayuda a prever el comportamiento de las piezas antes de fabricarlas.

Un cohete como prueba de concepto

Para validar todo este proceso, el equipo diseñará un pequeño cohete experimental. Servirá para comprobar en condiciones reales la fiabilidad de los metales reciclados. Empresas como Nightshade Corporation y Citrine Informatics colaboran en el proyecto, aportando su experiencia en conversión de chatarra y en el desarrollo de algoritmos de aprendizaje automático.

Un futuro más flexible para la fabricación

Como dice Aaron Birt, uno de los socios del proyecto, el futuro de la fabricación pasa por combinar software, robótica, IA, ciencia de materiales e ingeniería mecánica. Y con este enfoque, podríamos fabricar piezas útiles no solo en la Tierra, sino también en la Luna... o más allá.

Eso sí, si algún día vas a Marte, no olvides tu impresora 3D. Nunca se sabe cuándo necesitarás convertir un viejo chasis de rover en el motor de tu nave de vuelta.