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Juegemos la historia virtual

  1. #201
    Fecha de ingreso
    Dec 2004
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto.
    PromineoStudios

    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

  2. #202
    Fecha de ingreso
    Feb 2005
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

  3. #203
    Fecha de ingreso
    Apr 2002
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - pues ya podías.

  4. #204
    Fecha de ingreso
    Feb 2005
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta.

  5. #205
    Fecha de ingreso
    Jul 2003
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  6. #206
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    Apr 2002
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.
    Aqui quiero poner una imagen bonita de mi pagina, pero no puedo...ojete.

  7. #207
    Fecha de ingreso
    Dec 2004
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.
    derrepente, apareció un.
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    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

  8. #208
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista.

  9. #209
    Fecha de ingreso
    Apr 2005
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un palláso muy saltarín.

  10. #210
    Fecha de ingreso
    Dec 2004
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    Juegemos la historia virtual

    ---edtio, no había notado el mensaje de kelmer------ Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado. Saludos.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

  11. #211
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes.
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  12. #212
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

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  13. #213
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

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    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

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  14. #214
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

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    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

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  15. #215
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

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    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

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  16. #216
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

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  17. #217
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
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    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.

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    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

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    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

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    El perro flipó, y también desapareció. el esquiador budista.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  19. #219
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo.

  20. #220
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en.

  21. #221
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo.
    Aqui quiero poner una imagen bonita de mi pagina, pero no puedo...ojete.

  22. #222
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. pero estaba limpio.
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  23. #223
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama.

  24. #224
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    (De repente son dos palabras y Ballo sólo ha escrito dos, el próximo que lo cambie y así compensa).

  25. #225
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos .

  26. #226
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente.

  27. #227
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente..

    Entonces, decidío decircelo.

    Caminando....

  28. #228
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    - Tus calzoncillos son.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  29. #229
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    - tus calzoncillos son como galletas chinas.
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
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  30. #230
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    En la vida se pueden hacer muchas cosas.
    Después ya no.

  31. #231
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos? .

  32. #232
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si.
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  33. #233
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

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    -¿cómo lo sabes?
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    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
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    -No sé si me servirán, soy.
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  34. #234
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más.

  35. #235
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  36. #236
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme.

    A ver cómo sigue.

  37. #237
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  38. #238
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes.
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  39. #239
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya.
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
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    Última edición por Caronte; 14-09-2005 a las 12:48

  41. #241
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
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    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

  42. #242
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    -eso debe doler.
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  43. #243
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - no sabes cuánto.
    "Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo". (Silvio Rodriguez)

    Mi coro: www.concertotempo.com

  44. #244
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar.

  45. #245
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto.
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  46. #246
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

  47. #247
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    Talking Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.
    fin del cuento.

  48. #248
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.
    epílogo:
    Después de
    .
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  49. #249
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  50. #250
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    Hay recursos para todo.
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

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