Siempre me preguntaré por qué, aun cuando los mismos que crean corrientes de pensamiento pseudocientíficas confiesan de primera mano que todo ha sido un fraude, siempre sigue habiendo gente que sigue creyendo en ese fraude.
El otro día escuché en la radio una noticia acerca de las últimas investigaciones en esquizofrenia. El resumen venía a decir que, al parecer, todos somos esquizofrénicos. Que la esquizofrenia es un continum, y que realmente llamamos esquizofrénicos a quienes su umbral de disociación entre lo que perciben y la realidad (entendiendo la realidad como la parcela de percepciones que entendemos como común la mayoría de personas) es suficientemente grande cómo para causarles sufrimiento.
Por ejemplo, fantasías, sueños y alucinaciones entrarían en el conjunto de lo que todos hemos experimentado alguna vez en cierto grado, y no es más que un síntoma de esa esquizofrenia.
Todo esto, que debería estar mejor en el un poco de ciencia, sólo para añadir que, como ficción, ese congreso estaría bien. Y que, al igual que Nash, quizá convenga de tanto en cuanto preguntar a los demás si lo que nos parece ver es de sentido común o se nos ha vuelto a disparar la fantasía.