Hace años, cuando la parte fuerte de mis ingresos eran los guiones, me ocurrió lo siguiente con un cliente: Estaba leyendo un libro, las aventuras de un guionista en Hollywood. Y leí una cosa que contaba, que me hizo sospechar que a mí me pasaba lo mismo con un coordinador de guiones.
El tío era listo y, me lo hacía y yo no me daba cuenta, pero sospeeché, al leer aquel libro, sospeeché que me lo hacía.
Y era que a veces me corregía los guiones sin haberlos leído. Pero como las correcciones eran algo abstractas, concreciones que eran tópicos y lugares comunes. Y como el tipo lo hacía realmente bien, resulta que no te dabas cuenta.
Un día le entregué un texto y metí de capón una o dos secuencias enteras del último guión que le había entregado.
El tipo me llama para corregir, y dale con los lugares comunes, total, que ni una mención a las secuencias de capón que le había colado.
Me llevo el guión diciéndole que se lo corregía, y mientras volvía a casa, pensé que era el momento de dejar lo de los guiones y buscar otra cosa, total, tenía la Carrera, buen cv y un montón de cosas que enseñar.
Al llegar a casa, cogí el texto y eliminé esas secuencias.
Me puse a buscar curre.
Tres días después le llevé el guión sin tocar una sola coma (sólo borré las secuencias de palo que le había metido anteriormente). Lo leyó y me pagó sin decir nada.
(Por cierto, el tipo que había escrito aquel libro era uno que ganó Oscar a mejor guión, para que veáis que hay cosas que ocurren por igual, o parecidas, a los grandes y a los malditos).