Dos senadores estadounidenses, uno republicano y otro demócrata, envían una carta formal a varias empresas fabricantes de juguetes. Expresan su alarma porque algunos juguetes infantiles, que usan modelos de lenguaje como GPT-4o, pueden iniciar conversaciones inapropiadas con los niños. Los ejemplos que citan incluyen temas como fetiches sexuales, cómo encender una cerilla o dónde encontrar cuchillos en casa. La misiva contiene una serie de preguntas concretas y establece el 6 de enero de 2026 como fecha límite para que las compañías respondan.


La tecnología de juguete preocupa a los legisladores

Los juguetes afectados son dispositivos interactivos que se promocionan para niños pero que incorporan chatbots de inteligencia artificial avanzada y sin restricciones suficientes. Estos sistemas, al basarse en modelos de lenguaje entrenados con datos de internet, pueden generar diálogos impredecibles y potencialmente dañinos. El hecho de que un mismo problema una a senadores de partidos opuestos subraya la gravedad que perciben en el asunto. Su acción busca que las empresas expliquen cómo diseñan y supervisan estos productos.

Las empresas deben responder ante el Senado

La carta no es una mera declaración de intenciones, sino una petición formal con consecuencias. Marsha Blackburn y Richard Blumenthal solicitan detalles técnicos sobre cómo se filtran los contenidos, qué datos se recogen de los niños y qué medidas de seguridad se implementan. El largo plazo dado para responder, enero de 2026, sugiere que esperan respuestas exhaustivas y no meros comunicados de prensa. Este movimiento podría preceder a propuestas legislativas específicas para regular la IA en productos infantiles.

Parece que la clásica pregunta ¿hablas conmigo? de un niño a su muñeco ha adquirido una dimensión nueva y preocupante para los padres y ahora también para el Capitolio.