Muchas empresas prometen que si el producto no satisface, el cliente recupera su dinero. Esta oferta parece eliminar el riesgo al comprar. Sin embargo, la realidad a menudo difiere de lo anunciado. El mecanismo para reclamar esa garantía puede estar diseñado para disuadir. El comprador que quiere devolver el artículo se enfrenta a un laberinto de pasos. Debe rellenar formularios extensos, realizar llamadas telefónicas y enviar el producto a su propio costo. Los plazos para iniciar el trámite suelen ser muy estrictos. Esta complejidad hace que muchos usuarios desistan de seguir adelante. La garantía se cumple, pero solo para quienes superan todos los obstáculos.


La estrategia se basa en que el cliente no reclame

El modelo funciona porque calcula que la mayoría no perseverará. Las empresas saben que un proceso largo y costoso desanima. El esfuerzo y el tiempo requeridos superan el valor del producto para muchos. Así, la promesa de satisfacción garantizada o te devolvemos tu dinero se mantiene técnicamente. No es una estafa directa, pero su implementación es cuestionable. El objetivo no es fidelizar con confianza, sino aprovechar la inercia del consumidor. Se vende la idea de seguridad, mientras se ponen barreras prácticas para ejercerla.

Cómo identificar estas prácticas antes de comprar

Es útil leer los términos y condiciones de la garantía con atención. Busca frases que indiquen que el cliente asume los gastos de envío para devolver. Presta atención a los plazos cortos para notificar la insatisfacción. Comprueba si exigen que el producto esté en su embalaje original perfecto. Investiga experiencias de otros usuarios que hayan intentado devolver algo. Si el proceso parece más complejo que la compra inicial, es una señal clara. Una política de devolución transparente suele explicarse de forma simple y directa.

A veces, el producto más difícil de devolver es la propia paciencia del comprador, que se agota antes de llegar al final del formulario web.