Un equipo de la ETH Zúrich desarrolla un método que usa electricidad para descomponer contaminantes orgánicos persistentes en el agua. Este proceso, que se basa en la electrólisis, logra degradar estos compuestos en moléculas más pequeñas e inocuas. Los investigadores enfocan su trabajo en tratar aguas residuales industriales que contienen sustancias difíciles de eliminar con los sistemas convencionales.


El proceso convierte contaminantes en dióxido de carbono y agua

El sistema funciona con un electrodo especial que genera radicales hidroxilo, unos agentes oxidantes muy potentes. Estos radicales atacan y rompen los enlaces químicos de los contaminantes orgánicos. El resultado final son moléculas simples como dióxido de carbono, agua e iones minerales. Este enfoque es selectivo y evita generar lodos tóxicos o subproductos peligrosos, a diferencia de otros tratamientos químicos.

La técnica podría integrarse en plantas de tratamiento existentes

Los científicos diseñan el método para que funcione como una etapa adicional en plantas de tratamiento de agua ya operativas. Su objetivo es que el proceso sea eficiente energéticamente y escalable. Actualmente, prueban el sistema con efluentes reales de la industria química y farmacéutica. El siguiente paso es optimizar los materiales de los electrodos para que duren más y reduzcan el coste total del tratamiento.

Parece que la solución a un problema químico complejo no requiere una fórmula secreta, sino simplemente enchufar el aparato a la corriente. Una idea tan brillante que hasta el agua se electriza de la emoción.