En el corazón de Sevilla, el edificio de la Junta de Andalucía, apodado el OVNI aterrizado, representa un ejemplo clásico de proyecto arquitectónico inconcluso que ha fascinado y frustrado a la ciudad durante décadas. Este estructura circular y futurista, diseñada por los arquitectos Cruz y Ortiz, se inició en la década de 1980 como sede administrativa, pero problemas presupuestarios y burocráticos lo dejaron en un estado de semi-construcción que persiste hasta hoy, convirtiéndolo en un símbolo de las obras inacabadas en España.


Historia del proyecto

La iniciativa comenzó en 1989 como parte de un plan urbanístico para modernizar Sevilla, con la intención de crear un edificio innovador que integrara elementos como vidrio curvado y espacios abiertos, inspirados en la arquitectura high-tech. Sin embargo, retrasos en la financiación y cambios en las prioridades gubernamentales | como la crisis económica de los 90 | interrumpieron el avance, dejando el OVNI como un esqueleto metálico que nunca se completó del todo.

Impacto en la comunidad

Aunque el edificio ha generado debates sobre su posible reutilización como centro cultural o turístico, su estado de abandono afecta el paisaje urbano de Sevilla, atrayendo a curiosos y artistas que lo ven como un monumento al fracaso planificado. Esto resalta cómo las obras públicas pueden influir en la percepción de la ciudad, fomentando un sentido de ironía colectiva entre los residentes.

En un giro humorístico, el OVNI parece haber elegido quedarse en órbita burocrática eterna, como si los extraterrestres responsables decidieran que Sevilla no estaba lista para su aterrizaje definitivo, dejando a los locales con un souvenir alienígena que nunca despega.