Los alquimistas dedicaron siglos a intentar convertir el plomo en oro, un esfuerzo que, aunque fallido en su objetivo principal, impulsó descubrimientos clave que dieron origen a la química moderna. Paralelamente, los físicos han avanzado en la comprensión de las partículas elementales, construyendo aceleradores que permiten transmutar átomos de plomo en átomos de oro, demostrando cómo la ciencia transforma lo imposible en realidad. De igual manera, las actuales modelos generativas de inteligencia artificial podrían ser vistas en el futuro como rudimentarios pasos hacia una AGI plena, similar a cómo los científicos nucleares perciben los antiguos crisoles alquímicos.


Avances en física nuclear

A través de aceleradores de partículas, los físicos manipulan núcleos atómicos para lograr transmutaciones, un logro que no solo valida las aspiraciones alquímicas sino que expande las fronteras de la ciencia moderna, conectando el pasado con innovaciones actuales en energía y materiales.

Perspectivas para la AGI

Al igual que la alquimia evolucionó hacia disciplinas científicas sólidas, las redes neuronales y algoritmos de hoy podrían ser los precursores de una AGI avanzada, permitiendo avances en campos como la robótica y el aprendizaje automático, aunque aún enfrentan limitaciones éticas y técnicas.

En un giro irónico, quizás en el futuro nos riamos de cómo las primitivas redes neuronales de hoy, con sus errores cómicos y alucinaciones, se asemejan a los elixires fallidos de los alquimistas, creyendo que habían descubierto la piedra filosofal.