Pipeline forense 3D para una escena de crimen submarino
La reconstrucción forense de una escena de crimen bajo el agua presenta desafíos únicos, donde la visibilidad limitada y la fragilidad del entorno exigen métodos no invasivos. En este caso, la investigación comienza con un vehículo hundido que contiene restos humanos, localizado en el lecho marino. Para documentar y analizar la escena sin alterar ninguna evidencia física, los investigadores implementan un pipeline digital que combina tecnologías de sonar y fotogrametría. Este enfoque permite crear una réplica virtual exacta, un modelo 3D geo-referenciado que sirve como registro permanente y herramienta de análisis para los peritos.
Adquisición de datos con sonar y fotogrametría
La primera fase se centra en la captura de datos. Un sonar de barrido lateral montado en una embarcación o un dron submarino realiza pasadas sistemáticas sobre el área, generando un mapa acústico de alta resolución del fondo y del vehículo. Estos datos, procesados en SonarWiz, revelan la geomorfología del lugar, la posición exacta del coche y posibles huellas de arrastre. Paralelamente, un equipo de buceo especializado realiza una inspección fotogramétrica, capturando miles de fotografías superpuestas del vehículo y sus alrededores con cámaras calibradas para la distorsión del agua. Este conjunto de imágenes es la base para la reconstrucción fotogramétrica.
Procesado e integración en el modelo 3D forense
Las fotografías se importan a Agisoft Metashape, donde se alinean y se genera una nube de puntos densa y un modelo texturizado del vehículo y los objetos cercanos. Este modelo detallado, pero sin escala geográfica absoluta, se lleva a CloudCompare. Aquí es donde ocurre la integración clave: el modelo fotogramétrico se alinea y escala con precisión dentro de la malla del terreno obtenida del sonar, fusionando el detalle visual con la precisión posicional. El modelo unificado resultante se exporta a Blender para su visualización final, limpieza de artefactos y la creación de animaciones o vistas explotadas que ayuden a explicar la dinámica del suceso, como la trayectoria de entrada del vehículo al agua.
La ironía está en que, para resolver un crimen que ocurrió en un medio hostil y opaco, los investigadores terminan trabajando en un entorno digital perfectamente claro, seco y donde pueden volar virtualmente alrededor de la evidencia, algo imposible en el fondo del mar real.
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