La teoría del encubrimiento ovni según Donald Keyhoe
En 1950, el mayor Donald Keyhoe, un exmarine y aviador naval, publica un libro que sacude a la opinión pública estadounidense. Su obra, Flying Saucers Are Real, no es una simple recopilación de avistamientos extraños. Keyhoe construye un argumento meticuloso, basado principalmente en testimonios y casos que involucran directamente a pilotos militares y a la propia Fuerza Aérea, para llegar a una conclusión revolucionaria: los platillos volantes son naves de otros mundos y el gobierno de los Estados Unidos lo sabe y lo oculta.
La evidencia desde dentro del estamento militar
Keyhoe no recurre a relatos de aficionados. Su estrategia se centra en presentar incidentes ocurridos a profesionales del aire, como el famoso caso de Kenneth Arnold de 1947, que acuñó el término "platillo volante", o los avistamientos masivos sobre Washington D.C. en 1952. El autor analiza los comunicados oficiales, a menudo contradictorios o cambiantes, y los pone en contraste con las declaraciones de sus fuentes dentro del ejército. Para él, la torpeza y las explicaciones forzadas, como atribuirlo todo a globos meteorológicos o alucinaciones colectivas, son la prueba de un esfuerzo deliberado por desacreditar un fenómeno que consideran real y potencialmente desestabilizador.
La tesis del encubrimiento gubernamental
El núcleo de la teoría de Keyhoe es que las autoridades, tras investigar seriamente los platillos, habrían llegado a la misma conclusión que él: su origen extraterrestre. El pánico social y la incapacidad tecnológica para enfrentarse a una civilización tan avanzada serían los motivos para silenciar la verdad. El libro sugiere la existencia de un grupo secreto dentro del gobierno, posiblemente vinculado a la Fuerza Aérea, dedicado a estudiar el fenómeno en la sombra y a orquestar una campaña de desinformación pública. Keyhoe presenta su obra como una misión para romper ese silencio, argumentando que el público tiene derecho a saber y que la revelación controlada es preferible a un descubrimiento caótico.
Así que, según esta lógica, si un día ves un objeto extraño en el cielo y nadie te cree, no es que estés loco, es que simplemente no tienes la autorización de seguridad necesaria para conocer la verdad. Quizás deberías revisar tu historial crediticio, por si acaso.
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