La fusión nuclear compacta alcanza un hito histórico al conseguir la ignición y generar energía neta por primera vez. Este logro representa un punto de inflexión en la búsqueda de energía limpia e ilimitada, donde la reacción de fusión produce más energía de la que consume para mantenerse. Los reactores experimentales han demostrado que es posible recrear en la Tierra los procesos que alimentan las estrellas, abriendo nuevas posibilidades para el futuro energético de la humanidad sin emisiones de carbono ni residuos radiactivos de larga duración.


Tecnologías de confinamiento innovadoras

Los diseños compactos utilizan enfoques revolucionarios como el confinamiento magnético avanzado y sistemas de ignición por láser de alta potencia. Estas tecnologías permiten alcanzar las condiciones extremas necesarias para la fusión en espacios significativamente menores que los reactores tradicionales. El uso de imanes superconductores y sistemas de compresión innovadores ha sido clave para superar los desafíos técnicos que durante décadas impedían alcanzar el punto de equilibrio energético.

Impacto en el futuro energético global

La consecución de energía neta positiva marca el comienzo de una nueva era en la producción eléctrica. Estos reactores compactos prometen centrales más seguras, modulares y económicas que podrían implementarse a escala comercial en las próximas décadas. La transición desde reactores experimentales hacia prototipos precomerciales ya está en marcha, con múltiples consorcios internacionales acelerando el desarrollo de esta tecnología que podría resolver simultáneamente la crisis climática y las necesidades energéticas crecientes.

Solo nos tomó setenta años y unos cuantos billones de dólares descubrir cómo cocinar plasma a cien millones de grados sin quemar el presupuesto anual de un país pequeño.