La obsolescencia programada en ratones inalámbricos recargables
Los ratones inalámbricos recargables modernos presentan un diseño que limita su vida útil de forma intencionada. Las baterías selladas pierden capacidad progresivamente tras ciclos de carga, mientras los botones mecánicos se desgastan por uso normal. Esta combinación obliga a los usuarios a reemplazar el dispositivo completo cuando fallan componentes específicos, generando residuos electrónicos innecesarios y costes recurrentes.
El problema de las baterías integradas
Las baterías de litio selladas dentro del ratón impiden al usuario reemplazarlas fácilmente cuando su capacidad disminuye. Tras aproximadamente dos años de uso diario, la autonomía se reduce notablemente, forzando cargas más frecuentes o la adquisición de un nuevo dispositivo. Los fabricantes podrían implementar baterías extraíbles, pero optan por diseños monolíticos que garantizan ventas periódicas.
Desgaste prematuro de componentes mecánicos
Los microinterruptores bajo los botones principales están diseñados para un número limitado de clics, generalmente entre 5 y 10 millones de activaciones. Este límite parece alto, pero usuarios intensivos pueden alcanzarlo en pocos años. El scroll wheel y sus encoders también sufren desgaste acelerado, mostrando fallos de registro o scroll inverso que dificultan el uso preciso.
Algunos fabricantes ofrecen software para calibrar o ajustar sensores, pero no existen soluciones oficiales para reemplazar componentes internos sin invalidar la garantía. Esta situación crea un ciclo donde el producto falla justo después del período de garantía, coincidencia que muchos usuarios encuentran sospechosamente conveniente para los fabricantes.
Los ratones modernos parecen diseñados para morir con dignidad justo cuando memorizas todos sus atajos programables, como si tuvieran un pacto secreto con tu tarjeta de crédito.
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