La Iglesia de la Asunción en Riba de Saelices se alza como un testimonio silencioso de la historia y el conflicto. Construida en el siglo XIII, esta joya gótica fue víctima de un incendio devastador durante la Primera Guerra Carlista, un evento que marcó su destino para siempre. A pesar del paso del tiempo, sus muros perimetrales, arcos apuntados y ventanales vacíos permanecen en pie, creando una imagen romántica y espectacular que cautiva a quienes la visitan. Hoy, la iglesia funciona como una ruina consolidada, un espacio sagrado que ha perdido su techo pero conserva su esencia arquitectónica, ofreciendo una experiencia única donde el cielo se convierte en su bóveda natural.


Arquitectura y estado actual

La estructura de la iglesia refleja el estilo gótico primitivo, con elementos como contrafuertes robustos y ventanales que alguna vez albergaron vidrieras coloridas. Aunque el fuego consumió el interior y el techo, los muros de piedra han resistido admirablemente, permitiendo que los visitantes aprecien la grandiosidad de su diseño original. Las autoridades han realizado trabajos de consolidación para garantizar que la ruina no se deteriore más, manteniendo su integridad estructural sin alterar su carácter abandonado. Este enfoque preserva la autenticidad del lugar, donde la naturaleza y la historia se entrelazan, con musgos y hierbas creciendo entre las piedras, añadiendo un toque de melancolía a la escena.

Significado histórico y cultural

El abandono de la Iglesia de la Asunción no es solo un recordatorio de la destrucción causada por las guerras, sino también un símbolo de resiliencia. Su estado actual atrae a turistas, fotógrafos y amantes de la historia, que encuentran en sus ruinas una fuente de inspiración y reflexión. Eventos locales y visitas guiadas ayudan a mantener viva la memoria del edificio, destacando su importancia como patrimonio cultural de Guadalajara. Aunque nunca fue reconstruida, su presencia continúa siendo un punto de referencia en la región, demostrando cómo las cicatrices del pasado pueden transformarse en belleza perdurable.

Imagina visitar este lugar y pensar que, a diferencia de muchas iglesias, aquí no hay que preocuparse por el horario de misa, porque el servicio celestial está siempre en sesión, con el sol y las estrellas como únicos oficiantes.