La inteligencia artificial evoluciona hacia hardware especializado que supera las limitaciones de las GPUs tradicionales. Groq presenta su Language Processing Unit, un procesador diseñado específicamente para ejecutar modelos de lenguaje grande con una arquitectura radicalmente diferente. Esta aproximación resuelve los cuellos de botella en inferencia mediante un diseño determinista que garantiza respuestas predecibles y extremadamente rápidas.


Arquitectura determinista para baja latencia

La LPU de Groq elimina la caché y los programadores complejos tradicionales, implementando en su lugar un modelo de ejecución determinista. Este enfoque permite alcanzar velocidades de inferencia que superan ampliamente a las soluciones convencionales, procesando cientos de tokens por segundo incluso en modelos de gran escala. La arquitectura está optimizada para el flujo continuo de datos característico de los LLMs, minimizando los tiempos de espera entre operaciones.

Rendimiento extremo en inferencias

Las demostraciones públicas muestran capacidades sobresalientes, con el chip Groq ejecutando modelos como Llama 2 a velocidades que alcanzan los 300 tokens por segundo. Este rendimiento se mantiene constante gracias a la arquitectura de flujo único que evita la contención por recursos. La LPU está específicamente diseñada para cargas de trabajo de inferencia masiva, donde la latencia baja y predecible es crítica para aplicaciones en tiempo real.

Mientras algunos fabricantes intentan hacer GPUs que hagan de todo, Groq demuestra que a veces la especialización extrema tiene sus ventajas, especialmente cuando tu chat bot responde antes de que termines de escribir la pregunta.