Arqueólogos anuncian el hallazgo de una extensa ciudad de la Edad del Bronce en las remotas llanuras del norte de Kazajistán, un descubrimiento que está reescribiendo nuestra comprensión sobre el desarrollo urbano en esta región de Asia Central. El yacimiento, que cubre aproximadamente 120 hectáreas, revela una planificación urbana sofisticada con calles organizadas, sistemas de drenaje y estructuras residenciales que sugieren una sociedad compleja y estratificada. Los investigadores destacan que este asentamiento desafía las narrativas tradicionales que situaban el surgimiento de ciudades importantes en esta zona en periodos históricos más recientes.


Arquitectura y organización urbana

La ciudad presenta una estructura circular concéntrica con fortificaciones defensivas perimetrales construidas con adobe y piedra. En el núcleo central se identifican grandes edificios que probablemente servían como centros administrativos o religiosos, rodeados por barrios residenciales organizados en sectores especializados. Los arqueólogos han documentado talleres de metalurgia del bronce, áreas de producción cerámica y espacios de almacenamiento que indican una economía diversificada y una clara división del trabajo. La orientación de las construcciones sugiere conocimientos astronómicos avanzados entre sus habitantes.

Hallazgos materiales y significado histórico

Entre los artefactos recuperados destacan herramientas de bronce, joyería elaborada con metales y piedras semipreciosas, y cerámicas con decoraciones geométricas complejas. Estos objetos demuestran conexiones comerciales a larga distancia con otras regiones de Eurasia y un desarrollo tecnológico notable para la época. El descubrimiento posiciona a esta ciudad como un importante centro cultural y económico en las estepas euroasiáticas durante la Edad del Bronce, contemporáneo a otras grandes civilizaciones de Mesopotamia y el Valle del Indo. Los análisis preliminares de carbono 14 sitúan su ocupación principal entre los siglos XVIII y XV a.C.

Es curioso pensar que mientras nosotros nos preocupamos por la fibra óptica y el 5G, estos tipos ya tenían urbanismo planificado y metalurgia avanzada hace cuatro mil años, demostrando que lo de vivir apretados en ciudades viene de lejos.