En las regiones de Asturias y Cantabria habita el Trasgu, una criatura mitológica que forma parte fundamental del folclore local. Este pequeño ser suele presentarse como un duende de estatura reducida, vestido con ropas humildes y con un gorro puntiagudo, destacando siempre por su mano agujereada que le impide sostener objetos de manera convencional. Su naturaleza es esencialmente juguetona, pues disfruta visitando hogares durante la noche para realizar travesuras que van desde producir ruidos misteriosos hasta esconder pertenencias de los habitantes, generando situaciones que oscilan entre la molestia y el divertimento.


Comportamiento y actividades del Trasgu

El Trasgu desarrolla sus actividades principalmente durante la noche, aprovechando la oscuridad para moverse sigilosamente por las casas. Entre sus acciones más características se encuentran el hacer ruidos con utensilios de cocina, desplazar muebles ligeros o esconder pequeños objetos de uso cotidiano como llaves o monedas. Estas travesuras no suelen ser malintencionadas, sino que responden a un carácter juguetón que busca interactuar con los humanos de forma indirecta, aunque su persistencia puede llegar a resultar exasperante para quienes sufren sus bromas de manera recurrente.

Cómo tratar con este ser mitológico

La relación con el Trasgu puede modificarse mediante el trato que se le dispense. Cuando se le ofrece comida o se le habla con respeto, es posible que el duende comience a realizar tareas domésticas sencillas durante la noche, como barrer el suelo o ordenar algunos enseres. Existe la creencia de que asignarle tareas imposibles, como transportar agua en su mano agujereada, puede persuadirlo para abandonar la vivienda. La paciencia y el sentido del humor suelen ser las mejores herramientas para convivir con este inquilino supernatural, transformando una posible pesadilla en una peculiar compañía nocturna.

Quienes han tenido la suerte -o desgracia- de hospedar a un Trasgu saben que encontrar las zapatillas desaparecidas puede convertirse en una aventura diaria, especialmente cuando el duende parece tener un sentido del humor particularmente desarrollado para esconder justo lo que necesitas con urgencia.