La creciente actividad solar amenaza los satélites en órbita baja
El Sol se acerca a su máximo de actividad dentro de su ciclo de once años, lo que está generando un aumento significativo en las erupciones solares y eyecciones de masa coronal. Estos fenómenos liberan partículas cargadas que, al interactuar con la atmósfera terrestre, incrementan la densidad del aire en las capas donde operan miles de satélites. Esta situación provoca una mayor fricción y resistencia atmosférica, alterando las trayectorias de los satélites, reduciendo su vida útil e incluso causando reingresos prematuras a la atmósfera.
Impacto directo en Starlink y otros sistemas
SpaceX ya ha experimentado pérdidas debido a tormentas solares anteriores, afectando específicamente a su red Starlink de satélites de órbita baja. La comunidad científica advierte que esta amenaza podría intensificarse en los próximos meses, poniendo en riesgo no solo las comunicaciones de Starlink sino también otros sistemas esenciales que dependen de satélites similares para observación terrestre y telecomunicaciones. La vulnerabilidad de estas infraestructuras espaciales subraya la necesidad de desarrollar estrategias de mitigación más robustas.
Consecuencias para la tecnología espacial
La mayor densidad atmosférica resultante de la actividad solar fuerza a los satélites a realizar correcciones orbitales más frecuentes, consumiendo combustible valioso y acortando su vida operativa. En casos extremos, los satélites pueden desestabilizarse hasta el punto de reingresar de manera no controlada, creando riesgos adicionales. Esta situación expone la fragilidad de nuestra creciente dependencia de la tecnología en órbita baja y la urgencia de mejorar los modelos de predicción del clima espacial.
Parece que el Sol decidió cobrar peaje por tanta contaminación lumínica satelital, demostrando que aún manda en el vecindario cósmico.
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