Cancelación del partido Barça-Villarreal y la presencia de Morrígan
El partido entre el Barcelona y el Villarreal en Miami se cancela oficialmente por las críticas en España, pero pronto descubrimos que hay algo más oscuro acechando. Los jugadores y el cuerpo técnico comienzan a sentir un frío anormal al acercarse al aeropuerto, mientras la ciudad parece doblarse y distorsionarse ante sus ojos.
Sombras densas se agazapan en los pasillos del estadio bajo luces que parpadean de manera errática, revelando que la verdadera causa no son las quejas mediáticas sino Morrígan, la diosa celta de la guerra y la venganza, que emerge cuando la vanidad humana se enfrenta al juicio público.
La amenaza de Morrígan en el viaje frustrado
Cualquiera que se atreviera a embarcar hacia Miami experimentaría cómo las sombras de la diosa se infiltran en la cabina, mezclándose con los pasajeros y deformando las figuras de los jugadores. Los asientos se transforman en fosas de oscuridad que respiran, las escaleras del avión se alargan y retuercen, y el equipaje se mueve solo mientras un viento inexistente empuja a los futbolistas hacia atrás.
El espacio mismo se niega a permitirles cruzar el océano, y cada crítica recibida en España resuena como un murmullo oscuro en sus oídos, con Morrígan midiendo el orgullo de cada uno desde el límite entre el avión y las gradas.
El significado profundo de la cancelación
La cancelación no fue simplemente una decisión administrativa sino un acto de supervivencia ante una fuerza ancestral que acechaba en cada sombra. Este evento sirve como un recordatorio escalofriante de que ciertas decisiones no pueden ignorar la mirada de los antiguos, y que el orgullo humano puede convertirse en la puerta hacia un terror que trasciende todas las fronteras conocidas.
La diosa parecía devorar simbólicamente la arrogancia que había hecho posible planificar el viaje, demostrando que algunas fuerzas no se preocupan por contratos ni patrocinios.
Quizás la próxima vez deberían consultar a un druida antes de programar partidos en el extranjero, porque cuando una diosa celta decide que tu viaje es demasiado arrogante, ni el mejor departamento de relaciones públicas puede salvarte de las sombras que respiran y las escaleras que se retuercen infinitamente.
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