Martin Smatana, director de animación stop-motion (sí, ese arte paciente de mover muñecos fotograma a fotograma sin perder la fe en la humanidad), apareció en el Festival Nacional del Cine de Animación para explicar cómo mete inteligencia artificial en su proceso creativo sin que se le quemen los cables. No vino con fórmulas mágicas ni un ejército de robots, sino con una mochila de herramientas digitales y un par de anécdotas que hicieron reír hasta al técnico de sonido.

Cuando el ChatGPT se convierte en guionista

Para quienes pensaban que los guiones de animación se escribían con sangre, sudor y lápices, Smatana rompe el mito. Utiliza herramientas como ChatGPT, Claude o Copilot para lanzar ideas, bocetar personajes y evitar bloqueos creativos del tipo no sé qué hacer con este pato detective que toca el clarinete. No se trata de que la IA haga todo el trabajo, sino de que ayude a encender la chispa, como ese compañero que no dibuja nada, pero tiene ideas rarísimas que a veces funcionan.


DALL-E, Photoshop y otras magias visuales

En el plano visual, Martin recurre a DALL-E, Midjourney o incluso Adobe Firefly para generar conceptos que luego transforma en animaciones. Y sí, usa Photoshop, como todo mortal, para retocar imágenes generadas por IA. Aquí no hay trampa ni cartón: solo mucha prueba y error y un montón de carpetas llamadas versión-final-de-verdad-8.

Runway: edición de vídeo sin sufrir crisis existenciales

En la parte de video, Runway y otras herramientas como Pika o Sora le permiten montar escenas de manera más fluida. En lugar de pasarse tres días renderizando un plano que dura dos segundos, Smatana automatiza partes del proceso y así le queda tiempo para lo verdaderamente importante: que el personaje camine sin parecer un pollo sin cabeza.

El dilema del cliente que lo quiere todo y barato

Durante la ronda de preguntas, surgió un clásico: los clientes que escuchan la palabra IA y de inmediato quieren pagar la mitad porque eso lo hace una máquina, ¿no?. También están los que exigen IA para todo, sin tener claro qué es, y los que la rechazan con pasión. Aquí Martin explicó que, aunque la IA acelera procesos, el talento humano sigue siendo esencial. En resumen: puedes tener mil bots, pero si no sabes narrar una historia, solo consigues una película aburrida con fondo bonito.


¿Y los derechos de autor?

Uno de los grandes temas fue la legalidad: ¿de quién es la imagen que genera Midjourney? ¿Qué pasa si un cliente pide proteger un vídeo hecho en parte con IA? Las respuestas no son sencillas, pero Smatana dejó claro que la clave está en la transparencia, la ética y en no robar ideas como si fueran galletas sin vigilancia.

Herramientas mencionadas (para los curiosos):

  • Texto: ChatGPT, Gemini, Copilot, Claude
  • Imagen: DALL-E, Midjourney, Firefly, Photoshop, Magnific
  • Video: Runway, Pika, Luma, Sora
  • Audio: Elevenlabs, Auphonic, Suno


El uso de IA en animación no es una amenaza, es una caja de herramientas más. Martin Smatana lo demuestra integrando estas tecnologías con humor, paciencia y mucha artesanía digital. La animación sigue siendo un oficio donde se mezcla técnica y creatividad, pero ahora, con asistentes virtuales que no se quejan por trabajar en domingo.