La historia sigue a un protagonista que, después de afrontar grandes desafíos, se convierte en un protector de un pequeño kaiju. La animación está llena de detalles visuales impresionantes que le dan un toque único, combinando texturas que parecen hechas con marcadores, pero con una iluminación que la hace parecer casi como una ilustración en movimiento.
Uno de los puntos más interesantes de la película es el uso de efectos visuales. Las explosiones, los rayos láser y otros elementos se diseñan de manera estilizada, algo que no vemos mucho en animaciones convencionales. Todo está cuidadosamente pensado para mantener una atmósfera única, desde las luces que resaltan los momentos más dramáticos, hasta el diseño de los personajes que tienen una estética de manga pero con una gran dosis de modernidad en sus movimientos y expresiones.
El trabajo en los detalles es fundamental. Por ejemplo, los ojos de Ultraman, que normalmente están fijos en otras versiones, aquí tienen un movimiento sutil para darles vida y emoción. Además, se usan texturas horneadas y filtros para darle un aire de dibujo a mano, lo que hace que las imágenes no solo sean visualmente impactantes, sino también artísticamente agradables.
La ciudad de Tokio también juega un papel importante, aunque no de forma fotorrealista. En la película, se presenta una versión estilizada de la ciudad, pero con elementos auténticos como la Torre de Tokio o un restaurante famoso que existe realmente. Todos esos detalles ayudan a sumergirnos más en la historia y a darle un aire genuino.
Todo esto se logra gracias a un equipo de animadores y diseñadores que trabajan codo a codo para mantener la coherencia del estilo visual, mientras que incorporan la tecnología más avanzada, como la animación HDR, para hacer que la experiencia visual sea aún más dinámica y vibrante.