El desarrollo de Control 2 avanza con el motor Northlight de Remedy Entertainment como base tecnológica. Este motor propietario se caracteriza por procesar trazado de rayos en tiempo real y simular destrucción en los entornos. Para la secuela, el equipo busca llevar estas capacidades más lejos, implementando una física de destrucción más detallada y compleja. El objetivo es que los jugadores interactúen con escenarios que se rompen de forma espectacular y que se transforman siguiendo reglas paranormales, ampliando el concepto de arquitectura brutalista en movimiento que define la saga.


El motor Northlight define la identidad visual del juego

Northlight no solo genera gráficos, sino que también modela el comportamiento del mundo. Su capacidad para calcular iluminación mediante rayos y destruir objetos de forma realista es fundamental para crear la atmósfera de Control. En esta segunda parte, se espera que el motor gestione espacios que se pliegan, se expanden y alteran su geometría de manera imposible, manteniendo una alta fidelidad visual. Esto permite que el diseño artístico, que fusiona brutalismo con elementos sobrenaturales, se perciba como un personaje más dentro de la narrativa.

La evolución técnica se enfoca en interacción y escala

Más allá de mejorar texturas o modelos, el avance clave reside en cómo el jugador se enfrenta al entorno. La destrucción será más granular, lo que significa que los objetos se fracturan en más partes y con mayor realismo. Combinado con los cambios arquitectónicos abruptos, esto plantea un desafío técnico para optimizar el rendimiento sin sacrificar detalle. El motor debe procesar estas simulaciones complejas mientras mantiene una tasa de fotogramas estable, asegurando que la experiencia sea fluida incluso en los momentos de mayor caos visual.

Lograr que una pared se desintegre en mil pedazos mientras la habitación se invierte sobre sí misma es, sin duda, la definición de un día de oficina tranquilo en la Agencia Federal de Control.