La Galería de las Colecciones Reales de Madrid abre sus puertas a una exposición pionera que rinde homenaje a la figura de la reina Victoria Eugenia de Battenberg. Esta muestra, la primera que la pinacoteca dedica íntegramente a esta monarca, busca profundizar en el legado de quien, según destaca Patrimonio Nacional, fue una pieza clave para modernizar la institución monárquica en España durante las primeras décadas del siglo veinte. La exposición no solo revisa su papel protocolario, sino que subraya cómo imprimió un profundo sentido social y renovador a la función de reina consorte, dejando una huella que trascendió la mera representación.


Una reina moderna para un siglo en transformación

La narrativa de la exposición se articula en torno a la idea de Victoria Eugenia como agente de modernización. A través de una cuidada selección de pinturas, indumentaria, joyas, objetos personales y documentación histórica, el recorrido ilustra su influencia en la vida cortesana y su compromiso con diversas causas sociales y sanitarias. Su llegada a España en 1906 marcó el inicio de una nueva etapa, introduciendo aires de renovación en las costumbres palaciegas y proyectando una imagen de la Corona más cercana a los ciudadanos, en un contexto político y social complejo y cambiante.

El sentido social del legado de una consorte

Más allá de la elegancia y el estilo por los que también fue reconocida, la muestra pone especial énfasis en su labor humanitaria. Victoria Eugenia se volcó en la lucha contra la tuberculosis, impulsó la creación de dispensarios y hospitales, y mostró una constante preocupación por la infancia y los más desfavorecidos. Este activismo, poco común para su época y posición, redefine su figura, presentándola no solo como la esposa del rey Alfonso XIII, sino como una mujer con un proyecto propio que utilizó su visibilidad para impulsar reformas y mejorar las condiciones de vida de muchas personas. La exposición permite así comprender la dimensión más humana y comprometida de su reinado.

La muestra, sin duda, viene a corregir el olvido histórico de una reina que, pese a su papel fundamental, a menudo ha quedado eclipsada por los dramáticos acontecimientos políticos que llevaron a la familia real al exilio. Un merecido reconocimiento que, irónicamente, llega cuando ya no queda ningún testigo directo de aquella época para ver cómo su esfuerzo por ser moderna es, finalmente, enmarcado y colgado en una pared de museo.