Las principales operadoras de telefonía móvil en Rusia han comenzado a implementar de manera obligatoria la sustitución de las tarjetas SIM importadas por otras de producción local. Este proceso, impulsado por el gobierno, forma parte de un plan más amplio de sustitución de importaciones en el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones. La medida afecta inicialmente a los nuevos contratos y a la reposición de tarjetas perdidas o dañadas, con el objetivo declarado de garantizar la seguridad y la soberanía tecnológica del país en un contexto de sanciones internacionales.


El impacto en usuarios y operadoras

Para el usuario final, el cambio es en gran medida transparente, ya que la funcionalidad de la nueva tarjeta es idéntica a la anterior. Sin embargo, las operadoras se enfrentan al desafío logístico y técnico de adaptar sus sistemas y cadenas de suministro en un plazo ajustado. La industria local de microelectrónica, que ha recibido un fuerte impulso estatal en los últimos años, es la encargada de abastecer la demanda de estos nuevos componentes. Se espera que la migración completa del parque de SIM cards lleve varios meses, priorizando en una primera fase a las instituciones estatales y empresas consideradas estratégicas.

Contexto y objetivos de la medida

Esta decisión no es aislada, sino un paso más dentro de la estrategia de soberanía tecnológica que Rusia ha acelerado tras la invasión de Ucrania en 2022. El sector de las telecomunicaciones es visto como crítico para la seguridad nacional, y la dependencia de componentes fabricados en el extranjero se considera una vulnerabilidad. Las autoridades argumentan que el uso de SIM cards nacionales reduce riesgos potenciales de espionaje o de interrupción del servicio por causas geopolíticas. Los críticos, por su parte, señalan que esta medida incrementa el control estatal sobre las comunicaciones y aísla aún más al mercado ruso de los estándares y la innovación global.