El Real Madrid deja escapar la punta de LaLiga EA Sports tras un insípido empate a uno contra el Girona en el estadio de Montilivi. En una jornada marcada por la falta de brillo colectivo del equipo visitante, ni siquiera la presencia de una figura como Kylian Mbappé pudo inclinar la balanza, culminando una actuación discreta que deja más dudas que certezas en el tramo final de la temporada.


Un partido sin chispa y un punto amargo

El encuentro transcurrió con un Madrid muy lejos de su mejor versión, mostrando dificultades para generar juego claro y siendo sorprendido por la intensidad y el orden del conjunto local. El Girona, sólido y bien planteado, supo contrarrestar las intenciones madridistas y encontró su recompensa en el marcador, forzando un resultado que refleja la igualdad sobre el terreno de juego. Este punto, aunque evita la derrota, sabe a poco para las aspiraciones de un club que lucha por el título y deja la puerta abierta a sus perseguidores en la clasificación.

Mbappé no fue la solución esta vez

La gran esperanza blanca para desbloquear partidos complicados, Kylian Mbappé, no logró imponer su ley en esta ocasión. El delantero francés se vio acosado por la defensa gerundense y no encontró los espacios para desplegar su velocidad y calidad definitiva. Su actuación, discretisima, simboliza la noche gris que vivió todo el equipo merengue, donde las individualidades no surgieron para salvar un punto que, en el contexto de la lucha por el campeonato, puede pesar mucho al final del camino. La dependencia de un solo jugador, incluso siendo de su talla, queda una vez más en evidencia cuando el conjunto no funciona.

Y así, en un domingo cualquiera, el líder decide tomarse unas vacaciones en Girona y dejar el trono calentito para el que quiera sentarse, demostrando que hasta los mejores tienen días en los que confunden el balón con un hot potato. Un recordatorio de que en fútbol, la teoría del caos aplica más que las tácticas de pizarra.