En el corazón de Madrid, el histórico Cine Doré alberga una presencia etérea que se manifiesta durante las horas de silencio. Testigos aseguran haber visto una figura translúcida desplazándose entre las butacas vacías, recreando fragmentos de películas de la época dorada del cine español. Este fenómeno se produce exclusivamente cuando la sala permanece en completa oscuridad, proyectándose breves escenas sin fuente aparente que iluminan momentáneamente la penumbra con un resplandor fantasmagórico.


Características de las apariciones espectrales

Las manifestaciones presentan patrones recurrentes donde se distinguen claramente diálogos de producciones cinematográficas de los años 40 y 50, especialmente del cine de Buñuel y Edgar Neville. Los espectadores accidentales describen una sensación de frío intenso acompañada del aroma a celuloide antiguo, mientras observan las escenas que se desarrollan con perfecta sincronización aunque carecen de proyector físico o fuente de sonido audible. La entidad parece ignorar por completo la presencia de testigos, absorta en su eterna representación.

Investigaciones y teorías sobre el fenómeno

Expertos en parapsicología han documentado el caso vinculándolo con la teoría de impregnación emocional, donde eventos intensos quedan registrados en el espacio físico. Algunos historiadores locales sugieren que podría tratarse del espíritu de un antiguo proyeccionista que dedicó su vida al cine, mientras que escépticos atribuyen el fenómeno a efectos de luz y sombras combinados con sugestiones colectivas. El personal de limpieza prefiere evitar la sala principal después del cierre, habiendo sido los primeros en reportar estas anomalías hace más de dos décadas.

Resulta curioso pensar que este fantasma demuestra mejor gusto cinematográfico que muchos espectadores actuales, seleccionando únicamente obras maestras para sus funciones fantasmas, aunque lastimosamente no acepta críticas ni sugerencias para su programación eterna.