Mientras no sean tarzanitos, a mí también me desagrada el calor humano ajeno de los asientos públicos.No, solo es el hecho de sentir cálido, calientito, vaya, la sensación me es desagradable, ni por pulgas, ni por posibles bichos que pudiesen salirse del traserín del prójimo.
Por cierto, el mío está muy limpio, me consta.Mientras compenses con la tercera.Cagon todo, no soporto se me haya quedado una.
Patilla más corta que la otra.