Una potente llamarada solar en el borde oriental del Sol
El 27 de diciembre se registra una llamarada solar de clase M5.1, la más potente desde que empezó el mes. Este evento se produce en el borde oriental del Sol, lo que significa que la eyección de masa coronal asociada no se dirige hacia nuestro planeta. Por tanto, no se espera que genere una tormenta geomagnética significativa ni que active auroras polares visibles.
La ubicación en el Sol determina el impacto
La posición de la llamarada es clave para evaluar sus efectos. Cuando estas explosiones ocurren cerca del centro del disco solar orientado a la Tierra, las partículas cargadas pueden viajar directamente hacia nosotros. En este caso, al estar en el limbo este, la mayor parte del material expulsado se lanza al espacio en una dirección que no intercepta la órbita terrestre. Los satélites que monitorizan el clima espacial, como los de la NASA y la NOAA, confirman esta trayectoria.
No habrá auroras para el Año Nuevo
Esto descarta la posibilidad de que se formen auroras boreales o australes intensas durante las celebraciones de fin de año como consecuencia directa de esta llamarada. Aunque el Sol muestra una actividad creciente conforme se acerca el máximo de su ciclo de 11 años, eventos como este, que no apuntan a la Tierra, son frecuentes y recuerdan que no todas las explosiones solares tienen consecuencias para nosotros. La meteorología espacial sigue siendo impredecible y depende en gran medida de la orientación de la estrella.
Así que, mientras el Sol lanza una de sus llamaradas más fuertes del mes, nosotros en la Tierra podemos estar tranquilos, al menos esta vez, y disfrutar de las fiestas sin preocuparnos por un espectáculo de luces no programado en los polos.
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