La piloto española Nerea Martí expresa que, aunque tiene la ambición, no puede competir en la Fórmula 1 por motivos económicos. Tras dos temporadas en la F1 Academy, que describe como superbonitos y de las que se siente orgullosa por haberlas exprimido al cien por cien, Martí señala que el salto a la máxima categoría le resulta imposible económicamente, no por ganas. Para lograrlo, bromea al decir que necesitaría que apareciera un jeque o la Virgen, subrayando así la enorme barrera financiera que existe.


La F1 Academy sirve como plataforma pero no garantiza el ascenso

La F1 Academy funciona como una serie de formación respaldada por la Fórmula 1 para impulsar a mujeres piloto. Martí valora positivamente su experiencia en este campeonato, considerando que ha aprovechado al máximo la oportunidad. Sin embargo, su testimonio evidencia que esta categoría, por sí sola, no resuelve el principal obstáculo para acceder a la F1: el costo exorbitante de un asiento, que a menudo requiere que los pilotos aporten patrocinios multimillonarios.

El problema económico persiste en el automovilismo de élite

La declaración de Martí refleja una realidad extendida en el deporte motor de alto nivel. La financiación suele pesar más que el talento puro a la hora de acceder a las plazas en la parrilla. Su caso particular destaca cómo, incluso con un historial sólido en categorías de promoción, la falta de recursos económicos masivos o de un patrocinador principal de gran poder adquisitivo puede truncar una carrera hacia la cima.

Así que, a menos que un magnate petrolero con ganas de invertir en motor o una intervención divina se interesen por el patrocinio de un monoplaza, el camino parece estar cerrado por ahora, demostrando que en la F1 a veces hace falta más fe que adherencia en las curvas.