La investigación oncológica explora cómo el momento del día en que un paciente recibe terapia afecta los resultados. Nuestro ritmo circadiano, el reloj interno que regula funciones como dormir o la temperatura corporal, también modula el sistema inmunológico y cómo procesa los fármacos. Estudios recientes indican que administrar ciertos tratamientos, como inmunoterapia o quimioterapia, en horarios específicos puede asociarse con una supervivencia más prolongada y un mejor control de la enfermedad en algunos tipos de cáncer.


La cronoterapia busca alinear el fármaco con el ritmo corporal

Este enfoque, denominado cronoterapia, no cambia el medicamento sino cuándo se administra. La premisa es que las células sanas y tumorales, así como el sistema inmunitario, tienen actividades que varían a lo largo del día. Al programar la infusión para cuando el cuerpo puede tolerar mejor el fármaco o cuando las células cancerosas son más vulnerables, se podría mejorar la eficacia y reducir los efectos secundarios. Varios trabajos observacionales han hallado que los pacientes que reciben inmunoterapia por la mañana temprano muestran mejores resultados.

Los estudios observacionales marcan una tendencia prometedora

Evidencia preliminar en cánceres como el de pulmón o melanoma sugiere un vínculo entre la hora del tratamiento y la respuesta. Un análisis retrospectivo publicado en The Lancet Oncology encontró que pacientes con cáncer de pulmón avanzado que recibían inmunoterapia antes de las 4:30 p.m. tenían una supervivencia global casi duplicada respecto a quienes la recibían después. Aunque estos datos son correlacionales y no prueban causalidad, impulsan ensayos clínicos para confirmar si ajustar el horario es una estrategia viable.

Parece que en oncología, además de qué y cuánto, la pregunta crucial podría ser a qué hora. Un recordatorio de que nuestro cuerpo no es una máquina que funcione igual las 24 horas, sino un sistema biológico con sus propios ritmos, hasta para enfrentar una enfermedad.