En el mercado abundan anuncios de baterías externas o power banks que prometen una capacidad enorme, como 50.000 mAh, a un precio muy bajo. Estos productos afirman que pueden cargar un teléfono móvil muchas veces. Sin embargo, es un fraude muy común. La capacidad real que ofrecen es solo una fracción de la que anuncian. Para engañar al comprador, los fabricantes usan baterías de muy baja calidad. En los casos más extremos, rellenan el interior del dispositivo con arena o peso muerto. Esto hace que el producto pese más y parezca sólido, simulando la densidad de una batería de gran capacidad.


Cómo identificar estos productos fraudulentos

Para detectar estos engaños, hay que fijarse en varios detalles. El precio es la primera señal de alarma. Una power bank con una capacidad real de 50.000 mAh tiene un coste de fabricación determinado. Si el precio final es absurdamente bajo, es casi seguro que es una estafa. También conviene desconfiar de marcas completamente desconocidas o que no tienen presencia alguna en foros o reseñas fiables. Comprobar el peso puede ayudar, pero los estafadores ya lo compensan. La forma más segura es buscar análisis técnicos donde se mida la capacidad real con equipos especializados.

Por qué es difícil reclamar y qué hacer

Estos productos suelen venderse a través de plataformas de comercio electrónico de terceros o en páginas web efímeras. Cuando el usuario recibe el producto y descubre el engaño, el vendedor ya ha desaparecido o se niega a devolver el dinero. Las plataformas a veces actúan, pero el proceso puede ser lento. La recomendación principal es comprar siempre marcas reconocidas y establecidas, aunque cuesten un poco más. Leer reseñas de fuentes técnicas y evitar ofertas que parecen demasiado buenas para ser verdad es la mejor defensa. Un producto legítimo siempre especifica su capacidad en vatios-hora (Wh) además de en mAh, y cumple con normativas de seguridad.

Así que, si compras una power bank que promete cargar tu teléfono diez veces pero apenas lo hace una vez y media, no es que tu móvil sea un tragón. Es que te han vendido un ladrillo con un circuito de mentira.