Sun Tzu expone en su tratado que la fuerza de un estado o un ejército nace directamente de la cohesión entre quienes gobiernan y quienes obedecen. El autor subraya que un general que trata a sus soldados como a sus propios hijos genera una lealtad que puede llevarlos a seguirlo hasta la muerte. Este principio trasciende lo militar y se aplica a la sociedad en su conjunto, donde la confianza y la unidad interna constituyen la base de la resiliencia. Cuando este vínculo se rompe, aparece la desconfianza y la estructura política se debilita desde dentro, volviéndose vulnerable.


La solidaridad horizontal sostiene a la comunidad

Eventos como una DANA o una crisis muestran en la práctica esta dinámica. Ante una respuesta lenta o ausente de las instituciones, es frecuente que la cooperación espontánea entre vecinos y ciudadanos sea lo que mantenga el funcionamiento básico. Esta red de apoyo mutuo, una solidaridad que opera de forma horizontal, demuestra cómo la comunidad se refuerza a sí misma cuando sus miembros actúan unidos. Esta capacidad de auto-organizarse surge precisamente donde el vínculo vertical con la autoridad se percibe como débil o distante.

Un pueblo dividido es fácil de gobernar

La advertencia central de Sun Tzu está clara: un pueblo unido es difícil de dominar, mientras que uno dividido se gobierna con facilidad. La fragmentación social, ya sea por desconfianza hacia los gobernantes o por conflictos internos, beneficia a quienes desean mantener el control, pues debilita la capacidad colectiva para oponer resistencia o para construir alternativas. La estrategia, por tanto, no solo reside en el campo de batalla, sino en preservar la armonía interna como el principal activo defensivo y ofensivo de cualquier grupo.

Así que, si tu ejército de seguidores en redes sociales se desbanda, quizá el problema no sea el algoritmo, sino que no los tratas como a tus propios hijos digitales.