Los reflejos en gafas de sol crean retratos narrativos

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Un retrato donde el sujeto lleva gafas de sol deja de ser una simple fotografía de un rostro. La superficie de las lentes actúa como un espejo convexo que captura y distorsiona sutilmente el entorno. Este reflejo no es un accidente que se debe evitar, sino un recurso compositivo potente. El fotógrafo puede usar esta ventana para incluir una segunda escena dentro del encuadre principal, generando una narrativa doble. La imagen ya no solo habla de la persona retratada, sino también de lo que mira o del mundo que la rodea, añadiendo capas de significado.

Planificar la escena reflejada es clave

El éxito de esta técnica depende de controlar lo que se refleja. El fotógrafo debe posicionar al sujeto con cuidado, orientando las gafas hacia el elemento que quiere incluir en el reflejo, como un edificio emblemático, un paisaje o una acción. La iluminación es crucial; se necesita un contraste claro entre el sujeto y el fondo reflejado para que este último sea legible. A menudo, se trabaja con luz lateral o contraluz para realzar el brillo en las lentes. El ángulo de la cámara debe ser preciso, casi alineado con la dirección de la mirada del modelo, para capturar el reflejo de lleno y evitar que la cámara o el fotógrafo aparezcan en él.

Equipo y ajustes para maximizar el detalle

Se recomienda usar un objetivo macro o un teleobjetivo con buena distancia mínima de enfoque para acercarse y llenar el encuadre con las gafas. Es esencial enfocar con precisión en el reflejo, usando el enfoque manual o el punto de enfoque único de la cámara. Se debe usar una apertura de diafragma media, como f/8, para conseguir suficiente profundidad de campo y que tanto el rostro como el reflejo estén nítidos, aunque el foco principal esté en este último. Un polarizador circular puede ayudar a gestionar reflejos no deseados en otras superficies, pero hay que usarlo con cautela para no eliminar el reflejo buscado en las gafas.

El mayor desafío suele ser explicarle al modelo que debe mirar a través de ti, no a ti, para que sus ojos dirijan las lentes hacia la escena que quieres capturar. A veces, conseguir esa mirada perdida en el horizonte es más difícil que configurar la cámara.