El videojuego Judas, desarrollado por Ghost Story Games bajo la dirección de Ken Levine, utiliza Unreal Engine 5 como base tecnológica. Este motor permite al equipo crear una experiencia visual que evoca el legado de BioShock pero que se traslada a un escenario de ciencia ficción con una estética retro-futurista y decadente. El objetivo técnico es doble: conseguir que los personajes muestren una gran expresividad y que los entornos no solo sean visualmente densos, sino también interactivos y cargados de detalles que sirvan para contar la historia.


Unreal Engine 5 potencia la expresividad y los detalles ambientales

El motor se usa para procesar sistemas de animación facial avanzados, lo que da a los personajes un rango emocional amplio y creíble durante los diálogos y las interacciones. Por otro lado, las herramientas de iluminación Lumen y el sistema de geometría virtual Nanite permiten construir escenarios complejos con un nivel de detalle muy alto sin penalizar el rendimiento. Esto es clave para materializar la visión artística del juego, donde cada habitación, cartel o objeto abandonado puede aportar información sobre el mundo y su narrativa.

La estética retro-futurista define la identidad visual del proyecto

El apartado artístico se aleja de Rapture y Columbia para explorar una nave espacial gigante llamada Mayflower. La estética mezcla tecnología futurista imaginada desde una perspectiva pasada, con elementos visuales que recuerdan a los años 60 o 70, pero en un estado de decadencia y abandono. Unreal Engine 5 ayuda a implementar esta visión mediante materiales envejecidos, efectos de partículas de polvo y luz que se filtra por ventanas sucias, creando una atmósfera opresiva y narrativamente potente.

Construir un sucesor espiritual implica no solo repetir fórmulas, sino también actualizar el caos narrativo con mejores herramientas para que el jugador se pierda, literal y metafóricamente, en los detalles.