Un escáner 3D analiza la autenticidad de un cuadro
El proceso para verificar la autenticidad de una pintura ahora integra tecnología 3D de alta precisión. Un escáner especializado, como el Lucida 3D Scanner, captura la superficie del lienzo. Este dispositivo registra la topografía de cada pincelada, modelando el relieve o empaste que deja el artista. Así se obtiene un mapa tridimensional detallado de la obra, que documenta la huella física única de su creación.
El software procesa los datos del relieve
Posteriormente, se transfieren los datos 3D a un programa de análisis de superficies como GOM Inspect. Aquí se miden con exactitud parámetros como la altura, la dirección y la curvatura de cada trazo de pintura. Los expertos pueden aislar y estudiar regiones específicas, comparando la microtopografía de la obra sospechosa con la de pinturas auténticas certificadas. Este paso es crucial para identificar anomalías en la textura física.
La estadística confirma o descarta la autoría
Finalmente, se emplea MATLAB para procesar los datos de forma estadística. Se analizan patrones de textura, la distribución espacial del empaste y la regularidad de las pinceladas. Al comparar estos patrones con la base de datos del estilo conocido del artista, se pueden detectar inconsistencias que el ojo humano pasa por alto. Un falsificador puede imitar el color o la forma, pero replicar la huella dactilar tridimensional de un genio como Van Gogh resulta casi imposible.
Así que, si tu Van Gogh recién heredado tiene pinceladas demasiado ordenadas y estadísticamente perfectas, quizás deberías cuestionar su procedencia antes de celebrar.
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