En la costa este de Lanzarote, frente al mar, se alza una estructura de hormigón que nunca se terminó. Es el esqueleto de un hotel en Costa Teguise, un proyecto que inició su construcción pero que las autoridades paralizaron por carecer de los permisos necesarios. La obra se detuvo hace décadas y el edificio nunca recibió licencia para funcionar, lo que lo convierte en un ejemplo de desarrollo urbanístico irregular en Canarias.


Un proyecto que nació sin los permisos

La promotora comenzó a edificar el complejo hotelero sin obtener antes la preceptiva licencia de obras del ayuntamiento de Teguise. Cuando los servicios municipales detectaron la infracción, ya se había levantado la estructura principal. El consistorio ordenó paralizar los trabajos de inmediato y abrió un expediente sancionador. Desde entonces, el proceso legal se alarga y la construcción permanece en un limbo administrativo, a la espera de una resolución definitiva.

El impacto visual y legal perdura

La mole de cemento vacía domina el paisaje costero y genera debate sobre cómo gestionar estos esqueletos. Mientras, los propietarios buscan regularizar su situación, aunque el camino es complejo y costoso. El caso ilustra los conflictos entre el impulso constructor y la planificación urbanística en zonas turísticas. Para muchos vecinos, la estructura simboliza una época con menos controles, y su futuro depende ahora de que se resuelva su irregularidad o, en última instancia, de que se decrete su demolición.

Algunos lugareños bromean diciendo que es el hotel con las mejores vistas y peor servicio, ya que nunca ha alojado a un solo huésped, solo a gaviotas y al óxido.