Un circuito integrado fotónico, o PIC, es un chip que procesa y transmite información usando fotones, las partículas de luz, en lugar de electrones. Integra componentes ópticos como láseres, moduladores y guías de onda directamente en un sustrato, típicamente de silicio. Esta tecnología forma la base para avanzar hacia la computación óptica y permite comunicaciones de datos con un ancho de banda y una velocidad muy superiores a los sistemas electrónicos tradicionales. Al manipular la luz dentro del chip, se reduce la pérdida de energía y se mitiga el calor que generan los electrones al moverse.


Funciona integrando óptica en silicio

El chip funciona miniaturizando y conectando los bloques básicos de la óptica. Un láser emite la luz, que se canaliza a través de microscópicas guías de onda, equivalentes a los cables en un circuito eléctrico. Los moduladores codifican la información sobre la luz alterando su intensidad o fase. Luego, los fotodetectores convierten la señal luminosa de vuelta a eléctrica para que otros componentes la interpreten. Todo esto sucede en una oblea de silicio, lo que permite fabricar estos chips con procesos similares a los de la microelectrónica convencional, aunque con materiales especiales para guiar y controlar la luz.

Sus aplicaciones trascienden la computación

Su principal aplicación inmediata se encuentra en centros de datos y redes de telecomunicaciones, donde pueden manejar el enorme tráfico de datos de internet con mayor eficiencia. También se investiga su uso para crear procesadores más rápidos y con menor consumo para inteligencia artificial, o para construir sensores muy precisos en instrumentación científica y médica. La fotónica en chip promete revolucionar cómo se mueve y se procesa la información, aunque su integración completa en un ordenador de propósito general aún es un desafío a largo plazo.

Así que, si alguna vez te quejas de la latencia, piensa que la solución podría estar en un chip que literalmente ve la luz al final del túnel de cobre.