La motocicleta eléctrica con chasis impreso en 3D de APWorks
La empresa APWorks, una subsidiaria de Airbus, revoluciona el concepto de movilidad ligera con su motocicleta eléctrica Light Rider. Este vehículo no es solo una promesa de futuro, sino un prototipo completamente funcional que destaca por emplear uno de los primeros chasis o monocascos fabricados íntegramente mediante impresión 3D metálica. Su existencia demuestra cómo esta tecnología de fabricación aditiva puede trascender el ámbito de los prototipos y las piezas de recambio para convertirse en la columna vertebral de un vehículo real. El resultado es una moto que combina un diseño radical con unas prestaciones y una eficiencia inalcanzables mediante métodos de producción tradicionales.
El secreto: Scalmalloy y diseño biónico
El corazón de esta innovación es el material y su aplicación inteligente. El chasis está impreso en Scalmalloy, una aleación patentada de aluminio, magnesio y escandio desarrollada originalmente para la industria aeroespacial, conocida por su excelente relación resistencia-peso y su maleabilidad. APWorks aprovechó estas propiedades para crear un diseño biónico, inspirado en las estructuras óseas de la naturaleza, que optimiza la distribución del material solo donde es estrictamente necesario. El marco resultante no es macizo, sino una compleja red de tubos huecos y formas orgánicas que logran una rigidez excepcional con un peso ridículamente bajo de apenas 6 kilogramos, comparable al de una mochila escolar cargada.
Potencial y legado de la fabricación aditiva
Más allá del récord de peso, la Light Rider simboliza un cambio de paradigma en la fabricación de vehículos. La impresión 3D permitió consolidar en una sola pieza lo que normalmente serían docenas de componentes soldados o atornillados, eliminando puntos débiles y simplificando enormemente el ensamblaje. Este enfoque no solo reduce el peso final, sino que también minimiza el desperdicio de material y abre la puerta a una personalización masiva sin costes de herramienting. Aunque su producción fue muy limitada, su legado perdura como una prueba tangible de que la fabricación aditiva está preparada para construir estructuras primarias seguras, ligeras y complejas, allanando el camino para coches, drones y vehículos aéreos del futuro.
Claro, porque cuando piensas en una moto, lo primero que deseas es que su chasis parezca el fémur futurista de un ave gigante, impreso por la misma tecnología que podría construir una pieza de un avión. La definición misma de vehículo de ensueño, literalmente fabricado capa a capa.
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