En Martorell, cerca de Barcelona, perdura la intrigante leyenda del Puente del Diablo, un antiguo puente romano que la tradición local asocia con pactos sobrenaturales. Un constructor, enfrentado a la imposibilidad de finalizar la obra, recurre al Diablo para que complete el puente a cambio de un alma, específicamente la del primer ser que lo cruce, lo que teje una narrativa de astucia y engaño en medio de la tensión del terror.


El pacto con el Diablo

El constructor, al borde de la desesperación, sella un acuerdo con el Maligno, quien usa sus poderes para terminar el puente de manera impecable, pero con la condición de reclamar el alma prometida, lo que añade un giro siniestro a esta historia de folclore catalán y refuerza el tema del peligro de los tratos prohibidos.

El engaño astuto

Para eludir el fatal destino, el constructor urde un plan ingenioso y envía un animal como el primero en cruzar el puente, frustrando así los designios del Diablo y salvando su alma en un acto que conecta la astucia humana con elementos de terror sobrenatural, destacando cómo las leyendas a menudo premian la inteligencia sobre la fuerza bruta.

Aunque el Diablo se creyó más listo que un simple mortal, terminó llevándose solo el alma de un animal, lo que nos recuerda que en las historias de terror, incluso las entidades más malignas pueden ser superadas por un truco rural, ¡casi como si el pobre demonio necesitara lecciones de ingenio humano para sus próximos pactos!