En el mundo del hardware, la forma en que un procesador se conecta a la placa base es crucial. Aquí es donde entran en juego dos arquitecturas principales: el Land Grid Array (LGA) y el Pin Grid Array (PGA). La diferencia fundamental reside en la ubicación de los delicados pines eléctricos. Mientras que en el diseño PGA los pines están en el procesador, en el estándar LGA estos pines se encuentran en el zócalo de la placa base, y el procesador presenta contactos planos en su parte inferior. Este simple cambio de filosofía tiene implicaciones importantes para la robustez y el manejo del componente.


Ventaja clave: reducción del riesgo de daños

El principal beneficio del diseño LGA es la protección del componente más caro: el procesador. Al tener contactos planos en lugar de pines flexibles, se elimina el riesgo de doblar o romper uno de ellos durante la instalación o el mantenimiento. El punto débil potencial se traslada al zócalo de la placa base, que generalmente es un componente más económico de reemplazar. Esta característica hace que el manejo de CPUs para plataformas como Intel Core o AMD Threadripper (en sus versiones de escritorio de gama alta) sea considerablemente más seguro para el usuario promedio.

Consideraciones de diseño y evolución

Esta configuración no solo es más segura, sino que también permite diseños con una densidad de contactos mucho mayor, facilitando el aumento en el número de conexiones de energía, datos y tierra que requieren los procesadores modernos. Aunque históricamente asociado a Intel, AMD también adoptó el estándar LGA para sus procesadores de escritorio Ryzen a partir de la arquitectura AM5, unificando así la tendencia en el mercado de gamas medias y altas. Por su parte, el diseño PGA, con los pines en la CPU, sigue siendo común en portátiles y en sockets anteriores como AM4, donde su coste de fabricación puede ser menor.

Así que, la próxima vez que instales un procesador, recuerda: si no ves pines dorados en su parte inferior, respira tranquilo. El verdadero campo de minas está ahora en la placa base, esperando que alinees correctamente esas marquitas y bajes la palanca con la fe de un cirujano, sin escuchar ese crujido aterrador que todos tememos.