Novela de encuentros cercanos: De la pantalla al papel
La novela Close Encounters of the Third Kind, escrita por Steven Spielberg y basada directamente en su guion cinematográfico, traslada la experiencia sensorial de la película a un formato literario. Se centra en la transformación del personaje de Roy Neary, un hombre común cuya vida da un vuelco tras un avistamiento OVNI. La narrativa explora con detalle su obsesión interna, impulsada por una imagen mental recurrente de la Torre del Diablo, que lo lleva a abandonar su realidad cotidiana en una búsqueda que siente como una llamada ineludible. El libro profundiza en el viaje psicológico del protagonista, uniendo su destino con el de otros personajes que comparten la misma visión, para culminar en el histórico evento de contacto.
La obsesión como motor narrativo
A diferencia de la película, donde las imágenes y la banda sonora de John Williams transmiten gran parte del asombro, la novela se adentra en la psique de Roy Neary. El texto describe la progresión de su fijación, desde la confusión inicial hasta la certeza absoluta, detallando cómo la forma de la montaña se convierte en una obsesión que invade sus pensamientos y acciones. Esta exploración interna añade una capa de profundidad a su decisión de dejar atrás a su familia y seguir el llamado, presentándolo no como un acto de abandono irresponsable, sino como la respuesta compulsiva a un misterio cósmico que ha reconfigurado su mente. La Torre del Diablo deja de ser un accidente geográfico para convertirse en un símbolo de destino y conexión.
El clímax del primer contacto
La culminación de la historia es, por supuesto, el encuentro en la base de la Torre del Diablo. La novela describe con minuciosidad la llegada de la nave nodriza, el intercambio de señales luminosas y sonoras, y el momento en que los elegidos, incluido Roy, son llevados a bordo. El enfoque está en la emoción colectiva, la mezcla de miedo y maravilla, y la sensación de que la humanidad está dando un paso trascendental. El libro permite al lector vivir el asombro desde múltiples perspectivas, incluyendo la de los científicos y la de la madre que recupera a su hijo, cerrando el círculo de la historia con una nota de esperanza y curiosidad por lo desconocido.
Es curioso cómo la historia hace que esculpir una montaña de puré de patatas en la mesa de la cena parezca el paso lógico y más sensato ante una crisis existencial de proporciones galácticas.
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