Muchos portátiles y tablets de presupuesto reducido utilizan almacenamiento eMMC, una solución integrada que combina el controlador y la memoria flash en un solo chip soldado a la placa. Este diseño abarata costes, pero introduce limitaciones significativas en cuanto a velocidad y durabilidad a largo plazo. A diferencia de un SSD convencional con interfaz SATA o NVMe, la memoria eMMC tiene un ancho de banda mucho menor y un número finito de ciclos de escritura y borrado para sus celdas de memoria. Con el uso continuado, especialmente cuando el sistema operativo y las aplicaciones modernas escriben constantemente datos temporales, el rendimiento se degrada de forma perceptible, haciendo que el dispositivo se vuelva frustrantemente lento.


Por qué la velocidad decae con el tiempo

El principal cuello de botella no es solo la velocidad máxima de lectura, que ya es modesta, sino el proceso de gestión de la memoria flash. A medida que se llenan las celdas vírgenes, el controlador debe realizar operaciones de recolección de basura y nivelación de desgaste, que consumen recursos y ralentizan las operaciones de escritura en un chip ya de por sí lento. Además, al estar soldado, no existe la opción de una actualización sencilla como cambiar un disco duro o un SSD, lo que convierte la lentitud en un problema crónico del hardware.

Estrategias para mitigar el problema

Aunque no se puede aumentar físicamente la velocidad del chip, se pueden tomar medidas para alargar su vida útil y mantener la agilidad del sistema. Limitar las escrituras innecesarias es clave: se puede desactivar la hibernación, mover la carpeta temporal a una unidad externa o usar una tarjeta microSD para descargas pesadas. Mantener una cantidad significativa de espacio libre, al menos un 20-25%, ayuda al controlador a gestionar los datos de manera más eficiente. Finalmente, una instalación limpia del sistema operativo, sin bloatware del fabricante, reduce la carga de trabajo de fondo y puede devolver cierta sensación de fluidez, al menos temporalmente, hasta que el desgaste natural vuelva a hacer efecto.

Es el círculo de la vida tecnológica: compras un dispositivo económico para ahorrar, y terminas dedicándole más tiempo y esfuerzo en optimizaciones que si hubieras invertido un poco más al principio. La paciencia se convierte en el componente más valioso del sistema.