Robert K. G. Temple presenta en su obra The Sirius Mystery un estudio que explora la fascinante relación entre la mitología de la tribu Dogon de Mali y el sistema estelar de Sirio. El autor argumenta que los Dogon poseen conocimientos astronómicos avanzados sobre Sirio B, una estrella enana blanca invisible a simple vista, lo que sugiere una posible transmisión de información por parte de visitantes extraterrestres en el pasado remoto. Esta conexión ha generado un intenso debate entre antropólogos y escépticos, quienes cuestionan las fuentes y la interpretación de los datos.


La base mitológica y astronómica

La tribu Dogon mantiene tradiciones orales que describen a Sirio como un sistema binario, incluyendo detalles sobre Sirio B, su órbita y características físicas, siglos antes de que la astronomía occidental confirmara su existencia. Temple interpreta estos relatos como evidencia de un contacto extraterrestre, proponiendo que seres anfibios de Sirio visitaron la Tierra y compartieron este conocimiento. Esta teoría se apoya en similitudes con mitos de otras culturas antiguas, aunque muchos académicos atribuyen el fenómeno a contaminación cultural o interpretaciones erróneas.

Impacto y controversias en la comunidad científica

El libro ha influido en teorías de antiguos astronautas y ha sido criticado por falta de rigor metodológico. Expertos como Carl Sagan señalaron que los Dogon podrían haber adquirido el conocimiento a través de contactos con occidentales en el siglo XX, en lugar de fuentes ancestrales. A pesar de las objeciones, The Sirius Mystery sigue siendo un referente en la discusión sobre conocimientos imposibles y su posible origen no terrestre, inspirando investigaciones y escepticismo por igual.

La ironía reside en que, para probar un contacto alienígena, dependemos de tradiciones humanas que podrían ser tan misteriosas como los mismos extraterrestres.